sábado, 20 de enero de 2018

¿Y qué?

¿Y qué más, eh? ¿y qué sigue a todo esto? A toda esta... rabieta. A todo ese coraje. ¡Y qué! Pienso... pienso por dentro, muy dentro. Y es que yo sé que siempre soy así. Una niña caprichosa, una mujer sin nada más que pensar en el resto. Y es que eso soy, al final de cuentas. Pero ya no más. Voy a contenerme. Voy a seguir, con o sin las personas. No puedo andar haciendo corajes a cada rato, no puedo seguir irritada por nimiedades. Porque no es justo para esas personas sobre las que descargo mi ira, y más que nada, no es puesto para mí y mi existencia. Porque en ninguna mente cabe que tan semejantes ataques de ira vengan de una rabieta sin porvenir y sin futuro. Antes pensaba mejor en "vengarme" y regresar por doble la herida a la que yo me sentía sometida. Como un escorpión, ensartar justo y preciso el aguijonazo, atacar antes que ser atacada... Y eso sólo me hizo sentir mal. A mucho tiempo de las personas que quiero. Y ahora no ataco.  Más bien,me quiero a mí misma. Me miro al espejo y me veo sonriente. Feliz. Salgo por mí. Hago por mí. Es parte de crecer.

Dejar de ser una niña mimada.

Salir adelante.

Escuchar más, aguijonear menos.

Sobrevivir... Eso haré. No soy como tú.

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