Pues nada, aquí estoy nuevamente, fastidiando poco o nada a mis más íntimos lectores.
El pasado fin de semana, me fui de jerga con una amiga cercana, nuestro destino fue un pueblo donde no hay señal y todo lo que existe es gloria pura en forma de aire fresco, silencio absoluta y comida sumamente deliciosa.
El caso es que hice algunas pequeñas anotaciones sobre mi ligero encuentro con otra realidad totalmente alterna a la mía, y quería compartirlos con los que gusten leerlos:
"Haz que el crujir de tu hamaca suene más que tus feos pensamientos"
Este lo pensé cuando estaba a punto de quedarme profundamente dormida y todo lo que oí fue unos chillidos provenientes de ella... me hicieron calmarme totalmente.
"Nunca te conviertas de la amante a la esposa, porque dejará de buscarte y se conseguirá una nueva"
"A veces, el sólo ocuparte de no morir (o de hacerlo un poco menos) es totalmente gratificante, válido e idóneo para todos [tí]"
"Una casa no necesita muchas más cosas [lujos] que para ser una casa más completa para sí misma como para cualquier otra"
"De niños, no teníamos miedo a las decisiones, si a las [sus] consecuencias. Sino, más bien, buscábamos soluciones desesperadas a nuestros problemas. ¿Será eso [el miedo] lo que nos detiene de vivir a los adultos?"
"Creo que lo primero que notan las personas en mis ojos, es que tengo sueño. Y no me parece algo triste."
"Ya sé porqué los antiguos filosofaban: No tenían nada más qué hacer".
"La ciudad es acelerada y desenfrenada. El campo es honesto, amigable y pasmado."
"Aseveraciones severas y lo que pienso de ellas".
"¿En qué momento nos volvimos tan cerrados que necesitamos un mundo [cuarto] propio?"
"¿Cómo temblar cuando ya hay tanta fragilidad a mi alrededor?"
"A veces se sintiera como si estuviera entre fantasmas..."
Otras cosas tristes que escribí poco antes, fueron:
"Me hubiera encantado despedirme de tí. Como no tienes idea. Miro a la ventana y sólo te veo pasar y caminar... Sonriendo. Me es difícil, pero algún día podré verte y sonreír de nuevo. Estoy segura."
"A veces, cuando la muerte escurre entre tus dientes y se dispersa por la comisura de tus labios, no siempre debes cerrarle la oportunidad de demostrarte que se vea a través de tí. No debes impedir siempre que se vayan como cascada aquellas lágrimas que te hacen sentir como el agua, fluyendo en la vida, flotando como un globo desubicado y sin rumbo. Sólo siendo un ser de luz, energía y un flujo de... algo.
Cuando me miro en el espejo, no me veo a mí, sino a algo más. A alguien más, que viste como yo, sonríe a espaldas mías de forma muy similar a la mía, pero no soy yo... Me siento atrapada en aquel reflejo momentáneo, pero poderoso. Siento como sus pupilas se encajan en las mías, mi corazón palpita rápidamente y todo lo que puedo hacer es esconderme en mis pensamientos, y aquel ser escurridizo, sólo se aleja, tomando mi forma, pero no mis pensamientos ni mis sentimientos. Se aleja, con una sonrisa, y yo me quedo en casa, sentada, viendo como la vida se me pasa en un montón de escombros que me atrevo a llamar "mi persona".
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