miércoles, 26 de abril de 2023

LA PSICOPEDAGOGÍA EN MI VIDA

 Nuevamente vuelvo a leerme y es como un balde de agua helada en mí. Pero no de forma negativa, sino, todo lo contrario, es como volver a encontrarse con una amiga de hace tiempo y volver a conocerse a una misma. No es muy diferente como pienso ahora pero me sorprende que todo lo que escribo lo interiorizo hasta cierta forma. Lo del adiós a las cosas. Antes era una pequeña rata encerrada en un montón de recuerdos físicos que no me servían para nada y bueno ahora soy capaz de decir adiós a las cosas sin pensarlo mucho simplemente cierro mis ojos, digo adiós y la mayoría del trabajo está hecho. Justo como ahorita... Escribo sin detenerme, cerrando los ojos y sólo dejando que las palabras fluyan con la m+usica de fondo en mi cabeza y mis oídos. 


Bueno, eso fue una introducción sin mucho sentido ni fondo jajajp ero fue necesaria para mi porque lo necesitaba.


A lo que nos corresponde... bueno, en realidad no. Nuevamente, me quiero saltar a otro punto. Antes me preocupaba tanto la perfección (todavía me incomoda mucho ciertas cosas que no se hagan como yo quiero) pero creo que es sólo el control, ¿saben? Me refiero a que hasta para mis entradas buscaba cierta estética invisible en lo que escribo. Ahora sólo decido como quiero ir y lo tomo, me arriesgo un poco con el diseño. Sonará tonto para cualquiera pero para mí no. Fue un gran paso en mi vida. Porque ahora sólo lo hago porque tengo diversión. It's funny. 


Nuevamente, la psicopedagogía en mi vida.


Cuando decidí que quería estudiar, creía totalmente que mi carrera era actuaría pero no era así. Quiero decir, me encantaba, la amaba, pero no era para mí. ¿A qué me refiero? No estaba en mis posibilidades económicas ni sociales estudiarla. Me imagino que siempre culpé a la pandemia por no terminarla pero realmente no fue así. Fui yo quién decidió ponerle un alto. No me gustaba la gente, ni los maestros, ni el ambiente ni nada en realidad. ¿Cálculo? Sí. Pero toda la gente veía todo como un precio a ponerle a la vida, a las cosas y eso no iba definitivamente con lo que mi corazón sabía (pero mi cabeza no). Cuando me salí, sentí como soltar una mochila de gran peso en mi vida. Como una piedra que estuve arrastrando hacia la cima sin ningún motivo que me satisfaciera. Me sentí fracasada, torpe, inexistente, si no era yo universitaria, ¿qué era en realidad? Me sentí tan perdida. No tenía sentido del yo misma, ni perspectiva de mi vida ni veía más allá de mis responsabilidad. No tenía el concepto de placer, sensación, disfrutar, fulgor. Toda mi vida era dirigida por manos invisibles que seleccionaban que era lo responsable y qué no. ¿Y yo? Bueno, me abandoné tanto que colapsé. Un maestro me dijo "tú no necesitas una carrera, lo que necesitas es un psicólogo. Escucha a Elo por dentro, ¿qué quiere Elo?". Cuando me lo dijo me sentí tan molesta y lloré de coraje. No me malinterpretes Elo del futuro (no creo que lo hagas, pero, ajá) sino que iba too fast and too slow al mismo tiempo que me sentía torpe por dejarlo todo de tope. Fue que entendí que nunca decidí actuaria por el temario como me hice creer, por amor como creía el mundo (porque mi pareja estudiaba allá) o por... por nada. Fue hartazgo. Creo que fue en gran parte un enorme gesto de auto-amor que Elo tuvo consigo misma pero que no se dió cuenta hasta mucho después. Perdí mucho en esta jugada pero aprendí tanto, fue tan feliz creciendo, conocienco, me hacía tanta falta mi espacio, tropezarme, correr... Aprendí tanto de mí como nunca lo hubiera hecho atada a la espalda de mi familia. Cada vez que hablo de mi familia o mi mamá me siento ingrata, miserable por relatar lo que viví con ellos pero realmente no lo soy. No miento, no invento, no exagero... Fue lo que sentí. Y huí de todo eso. Bueno, realmente no. Por primera vez lo enfrenté sin temor. Sin cobardía. Decidí que vivir sin ellos era lo que por años había estado buscando. Tan simple como un espacio cómodo para ir al baño, un baño con agua tibia, poder caminar sola, trabajar, conocer lo que estaba afuera de mi ventana... Correr por mi patio sin nadie detrás de mí. Fue liberador. Pero bueno, actuaría no fue para mí.


De ahí sigue, bueno, mmm.. me parece que fue contabilidad. Porque seguía intentándolo una y otra vez. Creo que todavía tenía un concepto de éxito muy diferente. Me sentí agusta porque estaba cerca de amigos y eso, pero la carrera... Soy buena con los números. Pero no soy una mujer de números. Soy de letras. Me hizo (y hace un poco, hasta el momento) sentir muy tonta. Porque siempre fui la chica lista, la que iba para carreras de ingeniería, matemáticas... Pfff. ¿De qué sirve ser bueno si no te ves realmente viviendo eso? No lo creo. En fin. Duré poco. Odié a todos y cada uno de mis compañeros de clase, los maestros nefastos y prepotentes como siempre y yo... Decidí ser feliz jajaja y me alejé de todo y nada pasó. Nada. Sólo me sentí libre.


Pausa: A veces siento que es irresponsabilidad lo que me hace brincar de lado a lado pero dudo sea eso. Creo es más bien... Probar. Brincar. No estar segura. No desear. Desear. Imaginar. Pensar. Luego me doy cuenta que siempre he sido yo quién me ha proveído de todas las herramientas económicas para mi educación superior y vida así que... Hace mucho que el dinero es mío y yo decido por mí. Si quiero irme, saltar, venir de nuevo o no, soy yo y son mis problemassssss. No son de incumbencia general o no está mal brincar tanto.


Cuando volví a emprender una carrera nuevamente, estaba pensando en psicología. Pero no había nada en línea (económico) que pudiera tomar. Decidí estudiar ciencias del comportamiento humano pero me dí cuenta que no iba a ningún lado. No podía dar terapia clínica y, ¿a dónde vas, Elo?, ¿qué harás después? Lo solté, también. Aprendí mucho y me di cuenta que mis materias favoritas son de humanidades. Amo el contacto humano y también la educación. Me dí cuenta que me gustaba la educación pero no lo entendí del todo.


Volvió a pasar. Elo se volvió a enamorar... de una licenciatura ja, ja. Como por arte de magia. Esta vez... ¿qué fue? No recuerdo muy bien. Mercadotecnia. Sí, eso es. Nuevamente, me dió muchísima pena dejarla. No se lo he podido contar ni a mis más cercanos porque su montón de preguntas me incomodan. ¿Por qué la dejaste? Porque no me gustó, no me veo de nada de eso. ¿Y cuánto pagaste? ¿qué harás? ¿seguirás estudiando? ¿también lo vas a dejar? Bla, bla, bla. Mamadas, honestamente. Sé que se preocupan por mí pero no son temas que me guste hablar, mejor los escribo. No me gustó. Tan simple. No me vi haciendo todo eso. Mi idea era poner un negocio pero luego me di cuenta que no me gustan ni las ventas, ni el trato no-humano, ni nada más. Y entendí que estudiar en línea no es para mí. Soy súper autodidacta pero si no tengo contacto humano, exploto. Exploto como bolita.


Y llegó... ¿y si soy maestra DE IDIOMAS? Empecé a estudiar idiomas por mi cuenta. Portugués. Mejorando mi inglés. Japonés. Quiero alemán. Debo aprender francés. ¿Y si ayudo a los jóvenes como alguna vez me ayudaron? No seré sustito de una mamá nunca, pero puedo escuchar... Puedo entender. Puedo ayudar. Quiero ayudar. Quiero ser de ayuda. Y al escribir esto, me emociono. Me siento contenta. Quiero llorar. Sí me veo... ayudando. Pensé en trabajo social pero jajaj no sé. La educación. Siempre jugaba a ser maestra. Siempre me gusto leer sobre educación. Me gustaría enseñar idiomas a población con capacidades diferentes. Me acuerdo de mi hermana. Quiero llorar. Me gustaría que hubiera aprendido inglés diferente. Me gustaría ser diferente. Lo seré. No será una tortura. Será una experiencia. Como lo fue para mí. Hablar. Platicar. Conocer. Culturas. Ser. Pequeñas ciudades que se olvidan. Otras que no. Ya veremos, quizás y no fue así. No me arrepentiré. Ah, y en presencial. Para ver humanos de vez en cuando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario