A veces, desearía tener con quién hablar sobre las cosas que
pienso o siento. Pero realmente no tengo a nadie que me entienda o me pueda
apoyar de la forma que deseo. No me refiero meramente a que me den en la boca
las cosas. Sino que, me pueda orientar. A tomar decisiones. No una persona
tibia o indecisa o indiferente como quizás yo misma soy. Sin poder dar el paso.
Necesito una consecución. Necesito un objetivo. Y lo necesito ahora. Me
pregunto, ¿algún día podré realizar todo esto? ¿Con quién puedo hablar? No
estoy segura… quiero una guía. Una orientación. Una estrategia. Una
palabra. Un aliento. Algo que me ate y
me obligue. Aunque tenga qué pagarle. ¿Pero esas personas existen? Cuando
menos, escasean en el mundo. De eso estoy muy segura. Yo me pregunto, Dios,
¿qué puedo hacer para ser esa persona que deseo ser? Tengo mucho miedo del
futuro y de lo que venga. Desearía, Dios, poder hacer más o dar más de lo que
tengo. Pero es justo eso. No tengo nada más qué dar. Qué pequeña soy que una
tormenta me tira al menor soplo. No quiero compartir esto con nadie. Y aquí
estamos. Ojalá, la gente pudiera entenderme. No sé cómo sentirme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario