La belleza de la ceguera es que probablemente todo lo que uno imagine es, pues no hay nada más que contraponer contra la imagen vívida de nuestros sueños. Como tú intuyas, sientas, leas o veas a través de tu sentir, es lo que realmente es en tu vista. No hay más. ¡Qué egoísta soy!
En ellos veo a los ojos más hermosos que haya podido apreciar en mi vida, pero es irónico que él jamás pueda ver en los míos la gratitud hacia él por compartir su belleza.
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